La inteligencia artificial (IA) y los robots, como parte esencial de esta disciplina, han fascinado y generado inquietud desde sus primeras representaciones literarias hasta los desafíos éticos actuales. El término «robot» fue popularizado por Karel Čapek en su obra de teatro R.U.R. (Rossum’s Universal Robots) en 1920, donde los robots se rebelan contra sus creadores humanos. Este tema de rebelión ha sido recurrente en la literatura y el cine, como en la película «Saturno 3» (1980) y «Ultimátum a la Tierra» (1951).

Isaac Asimov, en su libro «Yo, Robot» (1950), introdujo las Tres Leyes de la Robótica, que han inspirado tanto a la ficción como al mundo científico. Sin embargo, los robots actuales no pueden aplicarlas en la práctica y tienden a reproducir los sesgos humanos. En 2011, el Reino Unido actualizó estas leyes con los Principios de la Robótica, que buscan un balance entre el avance tecnológico y la protección de los valores éticos.

Finalmente, Asimov planteaba que la verdadera cuestión no es si los robots serán éticos, sino si la humanidad será capaz de imponer y respetar esos principios.