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Jesús Martínez Frías

Jesús Martínez Frías es un geólogo y astrobiólogo español con una destacada trayectoria en el estudio de meteoritos, geología planetaria y astrobiología. Doctor en Ciencias Geológicas por la Universidad Complutense de Madrid, ha trabajado en proyectos internacionales, colaborando con la NASA y la ESA en misiones espaciales. Es fundador y director de la Red Española de Planetología y Astrobiología (REDESPA) y miembro de diversas instituciones científicas. Ha participado en expediciones científicas a lugares extremos como la Antártida y desiertos áridos, contribuyendo al estudio de análogos terrestres de Marte. Autor de más de 500 publicaciones, ha recibido múltiples reconocimientos por su labor en la divulgación científica y la exploración planetaria.

Introducción y la Real Academia de Ciencias

¿Qué significado tiene para usted ser Académico Numerario de la Real Academia de Ciencias?

La pertenencia a la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España supone un gran honor para mí. Es una institución con un prestigio extraordinario. Estar rodeado de eminencias y de distinguidos expertos en las distintas áreas del conocimiento, constituye un enriquecimiento no solo científico, sino también personal.

¿Cómo percibe el rol de la Real Academia de Ciencias en la promoción y divulgación del conocimiento científico en España?

La RAC viene realizando, desde hace muchos años, importantes actividades de promoción y divulgación del conocimiento científico, a través de programas, conferencias e iniciativas diversas. El enorme impulso generado por la socialización de la ciencia, en toda su dimensión, a través de las redes sociales, supone un desafío adicional en el que, estoy convencido, podemos y debemos jugar un papel crucial como referentes. En unos casos, clarificando las “realidades científicas inequívocas” de algunos temas, y también promoviendo debates entre expertos, que permitan contrarrestar la desinformación y aportar esa componente de sensibilización social y dinámica, a menudo presente en las investigaciones. La ciencia es cultura.

¿Qué impacto espera generar en la Academia con su experiencia en campos tan innovadores como la Geología Planetaria y la Astrobiología?

La Geología Planetaria y Astrobiología son dos líneas científicas que se complementan muy bien y que han irrumpido con fuerza a nivel internacional, especialmente desde mediados de los 90 del siglo pasado. Además, tanto las metodologías como los conceptos que se aplican para su desarrollo tienen un valor desde la Tierra al espacio y del espacio a la Tierra, con repercusiones en numerosas áreas del conocimiento. La Academia no solo no es ajena a ello, sino que, en mi opinión, puede actuar como crisol interdisciplinar e impulsora de la conexión entre ciencia y sociedad.

¿Qué aspecto de la ciencia espacial actual considera que se malinterpreta o no se valora lo suficiente por parte del público o incluso de la comunidad científica?

La humanidad se está abriendo al cosmos en toda su amplitud y esto supone un verdadero cambio de paradigma sociocultural global, del que estamos siendo testigos. No se puede comprender lo que ocurre en nuestro planeta, si no se tiene en cuenta que la Tierra está abierta al espacio. No son temas diferentes, sino interdependientes. Nos encontramos viviendo una revolución en nuestro proceso de traslación al cosmos y no somos del todo conscientes que el espacio ya forma parte de nuestro día a día: desde las transacciones financieras a los GPS, la monitorización mediante los satélites del clima y medioambiente, de los riesgos naturales (volcanes, terremotos, inundaciones, enfermedades infecciosas), a la medicina, nanotecnología, las comunicaciones, los desarrollos de nuevos materiales o las investigaciones innovadoras sobre biotecnología. Como cualquier aspecto que promueve nuestro progreso científico no es un gasto, sino una inversión.

Si pudiera enviar un mensaje en una cápsula del tiempo al futuro, dirigida a los habitantes dentro de 100 años, ¿qué les diría como científico y como ser humano?

Hay una frase, creo que es de Alejandro Jodorowsky, que me gusta mucho:

“Un gramo de bondad vale más que una tonelada de intelecto”

Trayectoria científica

¿Qué le motivó a especializarse en Meteoritos, Geología Planetaria y Astrobiología?

Desde que era un joven estudiante, siempre me gustó todo lo relacionado con la Naturaleza y el Universo. Recuerdo que, en la antigua TV, había tres programas documentales que me encantaban, uno relacionado con los océanos de Jacques Cousteau, El Hombre y la Tierra de Félix Rodríguez de la Fuente y Cosmos, de Carl Sagan. Ellos fueron mis referentes y quería estudiar e investigar sobre los tres temas de manera conjunta. La geología planetaria (incluyendo el estudio de la materia extraterrestre en forma de meteoritos) y después la astrobiología, me permitieron hacerlo. Antes de entrar en la universidad, las motivadoras clases de mi profesor de Geología del Instituto Calderón de la Barca de Madrid también contribuyeron, de manera decisiva, a que me dedicara a estas temáticas.

Su discurso de ingreso se centró en los análogos terrestres en Marte. ¿Cómo surgió su interés por este tema y qué hallazgos destaca de su investigación?

Comencé con el tema de los análogos terrestres a finales de los 80 del siglo pasado, concretamente en Canarias. Estaba investigando sobre los procesos de mineralización asociados con el vulcanismo en La Gomera y Tenerife, junto con mi buen colega, el Prof. José Antonio Rodríguez Losada, de la Universidad de La Laguna, y observamos cristalizaciones de ilmenitas y también procesos hidrotermales con jaspes, sulfuros de hierro y otras fases minerales en la zona de Taganana. Sus similitudes con procesos ocurridos en la Luna y en Marte eran de gran relevancia, aunque conviene precisar que, en aquel momento, los análogos no contaban con la importancia científica actual.

Sin ser conscientes del todo, estábamos siendo pioneros en este tipo de investigaciones. España cuenta con una gran geodiversidad, reconocida internacionalmente, lo que nos permite disponer de laboratorios naturales que pueden ser usados como análogos lunares y planetarios. Tras estas zonas, vinieron muchas otras: el Jaroso-Sorbas-Cabo de Gata, Río Tinto, Golfo de Cádiz, Bujaraloz, el área volcánica de Calatrava, la cuenca vasco-cantábrica y, por supuesto, Canarias. Lanzarote es actualmente nuestro “cuartel general”, como laboratorio de ciencia, fabricación de simulantes, instrucción de astronautas, divulgación, exposiciones, etc., y estoy muy orgulloso de haber puesto en valor la importancia de todos ellos, especialmente Canarias, una de las zonas más importantes del mundo desde esta perspectiva. Hoy en día, los análogos terrestres son uno de los pilares fundamentales para el desarrollo de las misiones planetarias (especialmente en Marte).

Investigación y aportes científicos

Ha participado en misiones tan relevantes como las de los rovers Curiosity y Perseverance. ¿Cuál considera que ha sido su mayor contribución a estas misiones?

Me incorporé a estas misiones de NASA, hace ya más de 20 años; ambas siguen estando activas y sigo participando en las investigaciones de los rovers como miembro de sus equipos de ciencia. Es difícil seleccionar una contribución concreta, ya que, durante todo este tiempo, hemos publicado numerosos estudios, todos ellos muy interesantes, en las revistas de mayor impacto como Science o Nature, entre otras. Pero, si tuviera que decantarme por alguna, elegiría dos de ellas, en las que además fuimos portada: una sobre el ciclo actual del agua en Marte, publicada en Nature Geoscience y otra sobre los movimientos de fluidos en el pasado del planeta rojo, con generación de peculiares estructuras (chimeneas) geológicas, relacionadas con ellos, publicada en Geology, de la Sociedad Geológica de América.

Ha liderado campañas científicas en ambientes extremos como la Antártida y Lanzarote. ¿Qué aprendizajes clave han aportado estos entornos a la investigación planetaria?

Las campañas de exploración e investigación en estos laboratorios naturales son, como ya he indicado, cruciales. He tenido la oportunidad de investigar fuera de España en análogos en Islandia, Mauritania, Costa Rica y la Antártida. Ahora estamos trabajando en Colombia (desierto de la Tatacoa), Paraguay (río Paraná) y Perú (desierto de La Joya y volcán Pichu Pichu). Marte también fue geodiverso y geodinámicamente activo en su pasado, hace miles de millones de años. En cuanto al aprendizaje, no existe un solo ambiente representativo de todo el planeta, sino que debemos abordar muchos de ellos desde la Tierra, como si fueran piezas de un puzle que nos permiten desentrañar y aprender sobre sus diferentes paleoambientes y también conocer sus condiciones de habitabilidad.

El proyecto del picosatélite lanzado con SpaceX es fascinante. ¿Qué impacto espera que tenga en el estudio de la habitabilidad lunar?

Este es un estudio pionero que he podido desarrollar y coordinar científicamente, gracias a una colaboración con mis colegas de la Escuela de Ingenieros de Caminos de la UPM. Tras varios años, conseguimos preparar un experimento con basalto de Lanzarote, en un picosatélite, que fue lanzado en un cohete Falcon9 de SpaceX desde Cabo Cañaveral. Que yo sepa, es la primera vez en España, y tal vez internacionalmente, que se aborda este tipo de estudios relacionados con la geología planetaria y la ingeniería y astrobiología, centrado en la futura habitabilidad lunar (importante para el programa Artemisa) y también indirectamente para Marte. En relación con el impacto, la utilización de recursos in situ, lo que se denomina ISRU (in situ resource utilization) va a ser muy importante en el futuro de las misiones tripuladas, ya que enviar material al espacio es muy caro y, por ello, resulta fundamental conocer qué recursos existen en nuestro satélite. Los basaltos de los maria lunares son muy parecidos, mineralógica y gequímicamente, a los de Lanzarote y por eso conviene saber cómo se comportan bajo condiciones de espacio, ya que se utilizarán para construir infraestructuras, carreteras, pistas de despegue y aterrizaje, escudos anti-radiación, etc.

Educación y divulgación

Como mentor en el programa STEM y profesor honorífico, ¿cómo percibe la evolución del interés de los jóvenes por las ciencias planetarias?

Los jóvenes son nuestro futuro. Los programas STEM son muy útiles, desde el punto de vista didáctico. Nosotros estamos abordando cómo, desde la geología planetaria y, sobre todo, la astrobiología, podemos encauzar esta necesaria interdisciplinariedad. Su interés es enorme, pero no solo me refiero al de los estudiantes preuniversitarios y universitarios, sino también al de los más pequeños. Además, ahora contamos con nuevos astronautas españoles, como Pablo Álvarez Fernández y Sara García Alonso, que pueden ser (ya lo están siendo) magníficos referentes para que los niños y las niñas se abran a los estudios sobre las ciencias y tecnologías del espacio y a las maravillas de la exploración del cosmos.

Ha impartido más de 400 conferencias en todo el mundo. ¿Cuál ha sido el mensaje que más le ha impactado transmitir al público general?

Las conferencias impartidas, para todo tipo de audiencia, son muy importantes. Desde la ciencia debemos ser capaces de trasladar nuestros conocimientos y de mostrar nuestras motivaciones a todo tipo de personas. Llevo haciéndolo desde hace 40 años, cuando este tipo de actividades de divulgación estaban incluso mal vistas por algunos colegas. Obviamente, me he centrado en mis estudios sobre meteoritos, geología de la Luna, Marte, los asteroides, sus recursos, nuestro propio planeta y otros planetas y lunas del sistema solar. También, sobre los desafíos de la traslación de la humanidad al espacio y cómo todo ello repercute en la futura sostenibilidad de la Tierra y la vida. Creo que el mensaje más impactante debe ser este: cómo la ciencia, en toda su amplitud, es una herramienta fundamental para el progreso sociocultural global del ser humano; y el espacio es parte de todo este contexto.

Colaboraciones internacionales

Como presidente de REDESPA, ¿cuál cree que es el mayor reto en la coordinación de esfuerzos planetarios en España y a nivel internacional?

Hace años tuve el honor de ser miembro cofundador del Centro de Astrobiología, un centro mixto del CSIC y del INTA, asociado al Instituto de Astrobiología de la NASA, impulsado y liderado por el Prof. Juan Pérez Mercader. Allí estuve 14 años. REDESPA es una plataforma complementaria a este centro de excelencia, que aborda aspectos de educación, divulgación, comunicación e integración de recursos a nivel nacional e internacional y creación de sinergias, especialmente con Iberoamérica. La ventaja de REDESPA es que es una red flexible y versátil que nos facilita numerosas colaboraciones. Actualmente, tenemos acuerdos en Europa, con Alemania e Italia, en Iberoamérica con Colombia, Perú y Paraguay y, además, hemos sido cofundadores del Instituto Europeo de Astrobiología, la Red Iberoamericana de Astrobiología (en la que estamos 9 países) y también con África, a través de la Iniciativa de Ciencias Planetarias para África y la Unión Árabe de Geociencias. El mayor reto es, en mi opinión, poder imbricar todas estas actividades en el complejo entramado de la burocracia científica, cuyo funcionamiento sigue esquemas más rígidos.

Impacto y futuro

En su opinión, ¿cómo influirá la geología planetaria en los próximos grandes avances en exploración espacial?

Considero que va a ser (ya está siendo) una disciplina fundamental para comprender el origen y evolución de otros mundos. Y me siento muy orgulloso de que la Real Academia de Ciencias lo haya también considerado. Con ello, no me refiero solo a la Luna, Marte o los asteroides; también, en un futuro un poco más lejano, a la exploración de las lunas heladas (Europa, Encelado, Titán, Tritón, etc.), los planetas enanos, como Ceres o Plutón y la propia expansión humana hacia el universo. La geología planetaria también está demostrando ser muy útil para el estudio de los exoplanetas, de los que ya se han descubierto más de 5.800, sobre todo desde el punto de vista astrobiológico.

Reflexión personal

Con tantos reconocimientos y logros en su trayectoria, ¿cuál considera que ha sido su mayor satisfacción personal y profesional?

Me siento una persona afortunada, tanto desde el punto de vista familiar, como profesional. Trabajo en un tema que me apasiona y he podido llevar a cabo cosas realmente increíbles en la Tierra y en el espacio. Es difícil decir cuál ha sido la mayor satisfacción. Probablemente, lo mejor sea todas las personas con las que he interaccionado y de las que he aprendido muchas cosas. Y desde el punto de vista de la divulgación, las caras de los más pequeños cuando se imaginan y visualizan lo que les estás relatando.

Si pudiera compartir un consejo con las nuevas generaciones de científicos, ¿cuál sería?

Que sigan su curiosidad y que aborden cualquier tema científico que les interese con vocación, ilusión, dedicación y pasión, sin temor a los fallos y a lo que otros puedan decir. Todo ello con integridad y ética. La ética es la columna vertebral de cualquier actividad, no solo científica.